Desde el momento en que se activa el A/C comienza el consumo de energía. Hay quienes creen que la cantidad de consumo depende de la velocidad a la que circulemos, pero realmente usará casi lo mismo, independientemente de la rapidez con que conduzcamos. Vayas más lento o más rápido, el porcentaje será similar. Igual es un ahorro que no vale la pena descartar, y que como dueño y conductor del coche puedes controlar.
Las variaciones se presentan según la aerodinámica del coche: en cuanto más aerodinámico sea, la resistencia durante el avance a través del aire será menor y en consecuencia se disminuye el consumo.
Con la ventanilla no sucede igual. Si bajamos los vidrios el aire ingresa al interior del coche y nos frena; por ende, el motor doblas sus esfuerzos y termina trabajando más para que el automóvil continúe avanzando. Si vamos a una velocidad moderada o baja, la resistencia aerodinámica aumenta poco y el consumo de energía también. En función de tu uso la carga de aire acondicionado deberá producirse, o no.
Según estudios realizados, se estima que cuando se conduce a una velocidad entre 80 o 90 Km/h, ir con la ventanilla abajo es la mejor opción si nuestro trayecto es corto y dentro de la ciudad.
Pero si va en autopista a 120 Km/h con los vidrios arriba y el aire acondicionado funcionando, gastaría menos energía que con las ventanas abiertas.
Como conductor debes evaluar las distancias que recorrerás para aplicar lo que más te convenga y lo que menos daño cause al coche.