Educando al Volante

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Estamos viviendo una época idílica en muchos aspectos, algunos están disfrutando de sus merecidas vacaciones, tiempo libre, sol, playa, chiringuitos… Otros se han quedado en la ciudad, mucho más amable que el resto del año, menos tráfico, aparcamientos amplios, poca gente, la zona azul gratuita en la mayoría de ciudades y en otras mediodía etc. Pero a la vuelta de la esquina nos vamos a enfrentar a la realidad, al tráfico, los atascos, la falta de aparcamiento, las prisas... La vida coge su ritmo y nosotros tenemos que adaptarnos. A veces no somos conscientes de que nuestro estado a la hora de conducir es muy importante, en ocasiones incluso vital. El estrés, las prisas, el mal humor, la intolerancia y sobre todo la prepotencia son enemigos directos del conductor. Saberse el manual de educación vial, no es suficiente, hay que aplicarlo y muchas veces a pesar de tener la razón, debemos transigir por el bien de la circulación.   Los pasos de cebra: En infinidad de momentos y sobre todo si vamos con el tiempo justo, un peatón colocado para cruzar, nos irrita. Hay que contar con ello, salir un poco antes de casa o del trabajo, sabiendo que en el trayecto nos vamos a encontrar con diferentes circunstancias, es la mejor manera de evitar ese enfado. El peatón está en su derecho y tu dentro de un rato puedes aparcar tu coche y ser uno de ellos,también querrás cruzar. El claxon: Podríamos hacer un juego, contar la cantidad de veces que lo hacemos sonar y con qué motivo. Seguro que nos daríamos cuenta de que en la mayoría de ocasiones, solo lo hacemos por cabreo, ante la actuación de otro conductor, la tardanza de alguien al cruzar, o de los segundos que pasan entre que el semáforo se pone en verde y el vehículo que va delante nuestro, arranca. Ese elemento del coche tiene como función, avisar de un peligro, por ejemplo en una vía estrecha o de poca visibilidad, no es para que todo el mundo sepa que te has enfadado. Ceder el paso: Vamos por la carretera y vemos a un vehículo, que quiere incorporarse, ¿Qué nos impide cederle el paso? No vamos a llegar antes a nuestro destino, en caso de no hacerlo, pues hagamoslo. Esperamos una respuesta positiva por parte del otro conductor a forma de saludo, si es a nosotros a quien nos lo ceden, debemos responder así. Cosas como esta hacen más cordial la conducción, el comportarnos de forma educada y paciente, también nos hará estar menos irascibles y disfrutar mucho más del trayecto. Usa los retrovisores: No estamos solos en la carretera, hay que estar pendientes del resto de vehículos, intentando no causar perjuicio con nuestras decisiones. Mirar y pensar a la hora de hacer un adelantamiento, observar que va a hacer el coche, que llevamos detrás, si vemos un aparcamiento en plena ciudad, estar atentos por si viene una moto, un ciclista… Solo con eso podemos evitar algún que otro disgusto,incluso accidente y no es tan difícil. Los intermitentes: Una de las cosas que más nos enfada, es que no los usen los demás, su función es trascendental en la conducción, necesitamos saber hacia dónde va a girar el coche que llevamos delante, que nos avisen de que nos van a adelantar, a qué salida se dirigen en una redonda etc. Pues al resto de conductores les pasa igual, tienen que saber hacia donde vas tu, la improvisación tampoco es amiga, cuando estamos al volante. Avisa de cada una de tus decisiones, no escucharas claxon contra ti. Aparcamientos: Si encuentras un sitio amplio, aparcar ocupando el espacio exacto, intentando que sí es posible,quepa otro vehículo, eso es ser solidario. A todos nos saca de quicio dar vueltas y vueltas buscando sitio, así que piensa en los demás. Si el lugar en el que pretendes estacionar es demasiado pequeño, no te empeñes, no golpees al de atrás y al de delante, sin importarte nada ni nadie, no formes una cola de coches esperando a tu maniobra imposible, te tocará seguir buscando, encontrarás un hueco y no acumularas esos nervios y rabia. Si es a ti a quien te toca esperar a que alguien lo haga, paciencia (no toques el claxon). Jamás, por poco que vayas a tardar, uses una zona de estacionamiento para minusválidos, una salida de parking o una rampa, las personas de movilidad limitada ya lo tienen bastante difícil para moverse por la ciudad, para además tener tu coche invadiendo su espacio. Un gracias, saludar con la mano, ceder el paso, sonreir, prestarse para ayudar a alguien ,que se le ha roto el coche, ser paciente mientras cruzan esos niños, o esa señora mayor...Todo eso te hará llegar más relajado a tu destino y que en vez de ir todo el camino gruñendo, puedas ir pensando en los planes de las próximas vacaciones.

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